Mario Llancaqueo, fundador de Librería Crisis

1938, Wallmapu - 2021, Valparaíso

Mapuche del territorio de Victoria. A los dieciséis años llegó a Valparaíso a terminar su enseñanza media al Liceo Eduardo de la Barra con la ilusión de ser parte de las movilizaciones sociales que se gestaban en el Puerto.

 En la década del 60’ abre Siqueiros, su primera librería en la ciudad que, posteriormente, traslada a la calle Condell, frente a la Municipalidad de Valparaíso, en los bajos de los Almacenes Cori, rebautizándola como Nueva Era.

 En la Nueva Era, Mario Llancaqueo realiza una importante gestión cultural para la ciudad. Es representante de la Editorial Quimantú en la V región, participa en las Ferias Anuales de Arte de Valparaíso y poco a poco, logra consolidar un centro para la literatura y las ciencias sociales donde convergen estudiantes, jóvenes, artistas, escritores y la ciudadanía ávida de lecturas.

Este proyecto es violentamente truncado con el Golpe de Estado Cívico Militar. La librería es destruida y desde ese momento, Mario Llancaqueo debe refugiarse e huir del Puerto.

En la década de los 80’ logra abrir una nueva librería en Santiago. La Rucaray, ubicada en Merced 350, un punto importante para la resistencia cultural contra la dictadura militar participando en distintas iniciativas colectivas, como el Centro Cultural Mapocho, los Centros Culturales Mapuche Folilche Aflalai y Ad Mapu y también realizando publicaciones autogestionadas de poesía y de ciencias sociales.

Producto del intenso amedrentamiento y persecución vividos durante esos años que incluyó el apresamiento de su esposa, finalmente debe salir del país junto a su familia y es asilado por el gobierno de Suecia.

Años más tarde, retornando del exilio, decide volver a la ciudad que siempre amó por sobre cualquier lugar del mundo y abrir su cuarta y última librería, La Crisis que estuvo bajo su cargo durante 30 años. Un rincón maravilloso en torno al libro y la lectura que marcó a lo menos a dos generaciones de porteñas y porteños, valiéndole el reconocimiento internacional y nacional.

 

Gracias a Mario Llancaqueo con su espíritu generoso y comprometido, la ciudad de Valparaíso pudo tener un espacio de encuentro, conversaciones y fomento lector sin exclusiones ni arribismo intelectuales. Un verdadero hito en la memoria colectiva de la ciudad.